Los argumentos sobran a una docena de campesinos encuestados por Escambray, muchos de los cuales recuerdan cómo antes se producía casi silvestre, con los terrenos apenas preparados; mientras que ahora las mismas calabazas, el pepino y los boniatos se han convertido casi en cultivos exóticos: “Las temperaturas, las plagas, no sabemos, pero el tiempo está loco”.
Lo cierto es que el clima camina por los extremos, sequías o lluvias intensas y calor, esa canícula que estresa y oprime. Cauces resecos, riachuelos que se esfuman. El regadío se torna indispensable. Los ganados repelan los potreros y demandan cada vez más agua en pipa porque las vaguadas se evaporaron. Corrimiento de las estaciones. Abortos de los frutos. Cambio climático o rebelión de la naturaleza.
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